el socialista amigo de Zapatero, Rogelio Blanco Martínez en su obra “Por un socialismo participativo”, Editorial Biblioteca Nueva, Madrid 2004, 124 páginas, dice:
“Ese marxismo suministró a millones de personas una fe, una conciencia de superioridad en relación con las fuerzas contrarias o competidoras dentro del movimiento obrero. Sirvió para diferenciar el propio campo en los partidos comunistas y alimentar la unidad interna, reforzando un sentimiento de pertenencia. Pero una ideología que vive de predecir su turno final depende del éxito de sus predicciones. Y la izquierda esperaba en Occidente, desde hace un siglo, una revolución que no ha llegado; la clase obrera que emergió el siglo pasado como la gran fuerza social revolucionaria no parece haber estado a la altura de aquellas esperanzas; el sistema capitalista no ha sido derrotado como consecuencia de sus propias contradicciones, al menos, todavía; los Estados de Europa del Este, que probaron ser la encarnación de los ideales marxistas, han resultado ser poco atractivos, represivos, antidemocráticos e ineficaces. Como consecuencia de todo ello, el socialismo sufre un serio revés, queda desprestigiado ante la gente corriente y entre ciertos sectores interesados en formularlo como única alternativa capitalista. Bien parece que se debilita como paradigma”.
el socialista amigo de Zapatero, Rogelio Blanco Martínez en su obra “Por un socialismo participativo”, Editorial Biblioteca Nueva, Madrid 2004, 124 páginas, dice:
ResponderEliminar“Ese marxismo suministró a millones de personas una fe, una conciencia de superioridad en relación con las fuerzas contrarias o competidoras dentro del movimiento obrero. Sirvió para diferenciar el propio campo en los partidos comunistas y alimentar la unidad interna, reforzando un sentimiento de pertenencia. Pero una ideología que vive de predecir su turno final depende del éxito de sus predicciones. Y la izquierda esperaba en Occidente, desde hace un siglo, una revolución que no ha llegado; la clase obrera que emergió el siglo pasado como la gran fuerza social revolucionaria no parece haber estado a la altura de aquellas esperanzas; el sistema capitalista no ha sido derrotado como consecuencia de sus propias contradicciones, al menos, todavía; los Estados de Europa del Este, que probaron ser la encarnación de los ideales marxistas, han resultado ser poco atractivos, represivos, antidemocráticos e ineficaces. Como consecuencia de todo ello, el socialismo sufre un serio revés, queda desprestigiado ante la gente corriente y entre ciertos sectores interesados en formularlo como única alternativa capitalista. Bien parece que se debilita como paradigma”.