martes, 26 de marzo de 2013

10 breves comentarios sobre la PAH y los escraches

   
1. La Vivienda es un Derecho Humano recogido en el artículo 47 de la Constitución Española y en el artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, asumida por España.

2. Teniendo en cuenta esto y que al día se producen 500 deshaucios a pesar de que en España hay más de cinco millones de viviendas vacías, tenemos que tener claro que vivimos en una situación de ilegalidad, de anormalidad.

3. La agudización de las contradicciones del capitalismo hace inútil la propia legalidad burguesa, desde la Constitución del 78, que no es nuestra, al Parlamento Español, pasando por el (mal)llamado Estado de Derecho.

4. Tomás de Aquino dijo: "En ciertos casos es malo seguir la ley constituida. Mas es bueno, dejando a un lado las palabras de la ley, seguir lo que piden la razón de justicia y la utilidad común. Y a esto se ordena la equidad.”

5. El Preámbulo de la Declaración Universal de DD. HH. considera "esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la Rebelión contra la tiranía y la opresión."

6. La Declaración de los Derechos del Hombre de 1793 decía: "Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo la insurreción es para el pueblo, y para cada porción del pueblo, el más sagrado de sus derechos y el más indispensable de sus deberes."

7. Todo esto quiere decir que los escraches hoy en día no solo están justificados y son legítimos, sino que son necesarios. Ante una situación como la actual, con seis millones de parados, millones de personas bajo el umbral de pobreza, 500 deshaucios diarios y un trasvase importantede dinero público a manos privadas, hay dos opciones: amagar la cabeza o rebelarse. Si las sociedades han avanzado ha sido siempre gracias a quienes se rebelaron en su momento contra el orden establecido. La Historia no debe nada a quienes amagan la cabeza.

8. Ellos, los grandes bancos, las grandes empresas y las grandes propiedades, escudados por sus voceros de ABC, El Mundo y demás "todólogos", nunca se han hecho juicios morales. No caigamos en sus moralinas y sus monsergas sobre "violencias", "ilegalidades" y "yo os apoyo pero...". Sus intereses son contrarios y antagónicos a los nuestros. Lo que es bueno para nosotros es malo para ellos y viceversa. Ni caso.

9. La PAH es la vanguardia y todo PC debería aprender algo de ella. Han conseguido que la inmensa mayoría apoye una reivindicación en primera instancia "inocua", "transversal", pero que en realidad dinamitaría el actual sistema financiero español. Es decir, las 'simples' y justas reivindicaciones de la PAH, abrirían una brecha importante en el régimen. Cifuentes y Carlos Cuesta lo saben; los infantiles de siempre siguen sin saber de qué va la cosa.

10. Los Fernando Savater y demás "intelectuales" con sentido de Régimen son el cascajo de una época que muere agonizante y quiere llevarnos por delante. Cuando se ven obligados a comparar a la PAH con ETA (como Rosa Díez) no solo muestran su mal gusto sino algo inédito: tienen miedo. Y eso es muy bueno.

lunes, 25 de febrero de 2013

¿Quiénes mandan?

Una imagen vale más que mil palabras. Es fácil ver que quienes realmente mandan no son estos politiqueros sino los grandes bancos, las grandes empresas y las grandes propiedades que hay detrás, a la sombra. Ellos solo son los manijeros, los capatices.


De los creadores de "¡que soy compañero, coño!"


¿Todos los políticos son iguales?



Artículo para el IDEAL (si cuela):



Decía Antonio Gramsci que cuando el viejo mundo no termina de morir y el nuevo no termina de nacer, surgen los monstruos. Qué duda cabe de que los pilares que sostienen al viejo mundo -que nació con síntomas de vejez- sufren un déficit de consenso tan evidente como para hablar, en términos del recurrido sardo, de ‘crisis de régimen’: monarquía, bipartidismo… Qué duda cabe, por otra parte, de que el nuevo mundo no está aflorando a una velocidad directamente proporcional.

Corren tiempos de confusión. Estamos en estado de shock, paralizados. Ayer vivíamos en el mejor de los mundos posibles y hoy todos nuestros planes de futuro se han derrumbado. Estalló la burbuja inmobiliaria y con ella la burbuja mental que nos situaba dentro del cómodo imaginario colectivo basado en aquello de “tú a lo tuyo y el que venga detrás que achuche”. Estamos tan desesperados que no podemos pararnos a analizar qué está pasando de manera reflexiva. Tenemos prisa y las prisas no son buenas.

Es este un escenario perfecto para que se cuele cualquier mensaje que nos dé una respuesta sencilla y satisfaga nuestro bajo instinto. Un escenario perfecto para que surja el monstruo de la ‘antipolítica’, transmitida, por ejemplo, en el concepto “clase política” o más alegremente a través del “todos son iguales”.

De esta manera, uno encuentra en “los políticos” el chivo expiatorio sobre el que cargar todos sus pecados. La coartada perfecta para evitar calentamientos de cabeza que nos llevarían a descubrir, entre otras muchas cosas, que detrás de un político corrupto hay un negocio privado –corruptor- que se lucra o que algunos políticos advirtieron hace años las consecuencias del Tratado de Maastricht léase Europa de los mercaderes, de la Ley 15/1997 gracias a la cual hoy se puede privatizar la sanidad o de la Ley del Suelo de 1998 que inauguró la mayor etapa de corrupción de nuestra historia reciente.

Julio Anguita hablaba hace unos años de la descalificación general de ‘los políticos’ como coartada para justificar nuestros propios chalaneos, menores pero corrientes. Hoy la coartada es doble, pues también cumple la función de inmovilizarnos: no tiene sentido organizarnos para intentar cambiar el estado actual de cosas porque al final todos son iguales. De esta manera, incluso el que no tiene nada que perder salvo las deudas, interioriza el mensaje de que no hay Alternativa.

Decía uno que desgraciados los tiempos en los que hay que explicar lo obvio. Pero decía otro que ante el pesimismo de la razón, el optimismo de la voluntad. La ruptura de los consensos de la llamada Transición abre un escenario inédito en el cual tenemos posibilidades reales para dar la batalla política e ideológica. Para disputar la hegemonía, dicho, de nuevo, en términos gramscianos. Porque tenía razón el multimillonario Warren Buffet cuando afirmaba que la lucha de clases seguía existiendo pero era la suya la que iba ganando, aunque cabe una matización: esto no es una lucha, es un repaso.

En fin… Tocan días de trabajo agrario, pedagógico, didáctico. Podríamos empezar explicando que no existe una “clase política” sino políticos que defienden a distintas clases; que el problema no es la política sino la politiquería y, precisamente, la ausencia de política; que políticos somos todos los que creemos que no vivimos en el mejor de los mundos posibles; que es hora de asumir nuestra responsabilidad como pueblo y dar un paso al frente para jubilar a quienes han visto en el noble arte de la política una ganga para su enriquecimiento personal.

Debate sobre el Estado de la nación

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