martes, 14 de mayo de 2013

Romper con el mito del Frente Popular



Hoy en día todas las personas que dedican parte de su vida a la política en nuestro país (a estudiarla o a ejercerla, ya sea en una institución o en un movimiento social) llegarán a una conclusión que meses atrás no parecía tan clara: asistimos a una Crisis de Régimen. Esto ya no es un juicio de valor, una algarada o una consigna, es una constatación. La clase dominante ya no dirige, solo domina mediante la fuerza ya que ha perdido –va perdiendo, más bien- el consentimiento de las masas que a su vez se van desprendiendo, paulatinamente, de las ideologías tradicionales. Decía Lenin que la Revolución era imposible sin una crisis nacional general, que se manifestaría –principalmente- en que los explotados serían conscientes de la necesidad de dicha revolución y en que la crisis gubernamental sería tan importante que la política llegaría a las grandes masas, antes ‘ajenas’ a ella. Seamos más modestos y cambiemos  “revolución” por “proceso constituyente” (más lo siento yo), aspirando a un escenario como por ejemplo el venezolano: llegar al Gobierno, iniciar un proceso constituyente, crear un nuevo marco político-institucional y, una vez ahí, arrebatar Poder.

Los estudios sociológicos que evidencian la caída del bipartidismo, de la monarquía, de la ‘democracia representativa’ o el rechazo a la ‘economía de mercado’ son sintomáticos. Como también lo son los continuos movimientos que se producen como respuesta ante un posible levantamiento organizado y popular: Beatriz Talegón, el Príncipe Felipe, UPyD, cambios estratégicos de determinados medios de comunicación, cánticos de sirena hablando de unidad de la izquierda en abstracto, etc. Transformismo. Gatopardismo, en el fondo: cambiar todo para que nadie cambie. Lo decían algunos sin sonrojo: una segunda Transición. No se me ocurriría mejor ejemplo.

Este contexto de excepción, que abre un escenario nuevo en el que podemos disputar la hegemonía, podemos afrontarlo desde dos visiones distintas y, a mi juicio, opuestas. Por un lado podemos seguir con los mismos ojos que hace diez, veinte o treinta años. Así, llegaríamos a la conclusión (tan repetida hoy, cada vez con más asiduidad y menos originalidad) de que lo que hace falta es un Frente de Izquierdas para parar “a la derecha”. Implícitamente se legitima el bipartidismo (reconociendo que hay una opción de izquierdas y otra de derechas) y se subordina todo movimiento que no sea institucional al plano meramente electoral. Independientemente de cualquier otro juicio, esta opción, planteada como una especie de pactos por arriba y sumas de siglas, sería un fracaso porque en el mejor de los casos conseguiríamos ser ocho más dos.

Por otro lado, podemos mirar a lo grande, asumir lo anterior y analizar el plantel sociológico y político. Así llegaríamos a la conclusión de que no basta con los llamados “votantes de izquierdas” del PSOE (que se iban con el voto útil) y que ni siquiera basta con la unión sincera y generosa de toda la izquierda transformadora. Si aspiramos a ser mayoría, a ser fuerza de poder, necesitamos a todas las personas con sensibilidad constituyente y sin anclajes ideológicos sólidos. Dicho de otra manera: necesitamos a todas las personas que apoyan a la PAH y creen que el Congreso no pinta nada (esas que antes votaban a PP o PSOE y puede que lo sigan haciendo si no encuentran Alternativa). Y nadie debería asustarse: esto no quiere decir que hay que moderar el discurso o rebajar el programa, al contrario. Lo único que quiere decir es que lo abstracto divide y lo concreto une (o pone a cada uno en su lugar): lo concreto es un programa nítidamente anticapitalista con medidas tan precisas como comprensibles respaldado por un discurso rupturista y de mayorías, encuadrado en un marco estratégico que tenga como objetivo la superación de este decrépito Régimen. No se trata de dar palos de ciego sino de ofrecer un proyecto alternativo de país, ya que a veces se nos olvida que a la gente normal le interesa un comino qué opinamos de Corea del Norte y que nuestros sesudos análisis no sirven de nada si no somos capaces de transformarlos en Discurso.

domingo, 21 de abril de 2013

Vuelvo

Algunos, pocos, os preguntaréis por qué no actualizo. La respuesta es fácil: estoy leyendo. Vuelvo la semana que viene. Con sorpresas.

martes, 26 de marzo de 2013

10 breves comentarios sobre la PAH y los escraches

   
1. La Vivienda es un Derecho Humano recogido en el artículo 47 de la Constitución Española y en el artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, asumida por España.

2. Teniendo en cuenta esto y que al día se producen 500 deshaucios a pesar de que en España hay más de cinco millones de viviendas vacías, tenemos que tener claro que vivimos en una situación de ilegalidad, de anormalidad.

3. La agudización de las contradicciones del capitalismo hace inútil la propia legalidad burguesa, desde la Constitución del 78, que no es nuestra, al Parlamento Español, pasando por el (mal)llamado Estado de Derecho.

4. Tomás de Aquino dijo: "En ciertos casos es malo seguir la ley constituida. Mas es bueno, dejando a un lado las palabras de la ley, seguir lo que piden la razón de justicia y la utilidad común. Y a esto se ordena la equidad.”

5. El Preámbulo de la Declaración Universal de DD. HH. considera "esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la Rebelión contra la tiranía y la opresión."

6. La Declaración de los Derechos del Hombre de 1793 decía: "Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo la insurreción es para el pueblo, y para cada porción del pueblo, el más sagrado de sus derechos y el más indispensable de sus deberes."

7. Todo esto quiere decir que los escraches hoy en día no solo están justificados y son legítimos, sino que son necesarios. Ante una situación como la actual, con seis millones de parados, millones de personas bajo el umbral de pobreza, 500 deshaucios diarios y un trasvase importantede dinero público a manos privadas, hay dos opciones: amagar la cabeza o rebelarse. Si las sociedades han avanzado ha sido siempre gracias a quienes se rebelaron en su momento contra el orden establecido. La Historia no debe nada a quienes amagan la cabeza.

8. Ellos, los grandes bancos, las grandes empresas y las grandes propiedades, escudados por sus voceros de ABC, El Mundo y demás "todólogos", nunca se han hecho juicios morales. No caigamos en sus moralinas y sus monsergas sobre "violencias", "ilegalidades" y "yo os apoyo pero...". Sus intereses son contrarios y antagónicos a los nuestros. Lo que es bueno para nosotros es malo para ellos y viceversa. Ni caso.

9. La PAH es la vanguardia y todo PC debería aprender algo de ella. Han conseguido que la inmensa mayoría apoye una reivindicación en primera instancia "inocua", "transversal", pero que en realidad dinamitaría el actual sistema financiero español. Es decir, las 'simples' y justas reivindicaciones de la PAH, abrirían una brecha importante en el régimen. Cifuentes y Carlos Cuesta lo saben; los infantiles de siempre siguen sin saber de qué va la cosa.

10. Los Fernando Savater y demás "intelectuales" con sentido de Régimen son el cascajo de una época que muere agonizante y quiere llevarnos por delante. Cuando se ven obligados a comparar a la PAH con ETA (como Rosa Díez) no solo muestran su mal gusto sino algo inédito: tienen miedo. Y eso es muy bueno.

lunes, 25 de febrero de 2013

¿Quiénes mandan?

Una imagen vale más que mil palabras. Es fácil ver que quienes realmente mandan no son estos politiqueros sino los grandes bancos, las grandes empresas y las grandes propiedades que hay detrás, a la sombra. Ellos solo son los manijeros, los capatices.


De los creadores de "¡que soy compañero, coño!"


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