lunes, 20 de agosto de 2012

"Soy un clásico, no un antiguo"

Respuesta a una de las tantas preguntas realizadas en un programa de Antena 3 (1993) en el que Julio Anguita, por entonces Coordinador General de IU y Secretario General del PCE, fue interpelado por 12 periodistas. Más allá de cuestiones ideológicas es de recibo reconocer su capacidad intelectual y retórica, a otro nivel respecto a sus rivales de aquellos entonces y más aún en los tiempos de hoy en día. "Soy un clásico, no un antiguo".


jueves, 9 de agosto de 2012

Raíces profundas y Mercadonas

1. La Declaración Universal de Derechos Humanos, asumida por todos los Gobiernos del mundo (esto incluyo a España) dice que todo ser humano tiene derecho a un nivel de vida adecuado para la salud y el bienestar, y esto incluye alimentación, vestido, vivienda, asistencia médica y los servicios sociales necesarios.

2. La propia Constitución Española que, para entendernos, es "de derechas", dice en el Artículo 128 que "toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general".

3. En Andalucía la tasa de pobreza es del 35%, el paro gira en torno al 30% (el paro juvenil es del 50%) y el año pasado se ejecutaron cerca de 10.000 deshaucios. Día tras día se vulneran uno a uno los derechos más básicos del ser humano y la Ley no hace nada.

4. A día de hoy, España sufre una desigualdad económica similar a la que sufría en 1947. El 10% de la población más rica tiene el 41’9% de la riqueza. El fraude fiscal de las grandes empresas y bancos equivale a más de 70.000 millones de € al año.

5. Ante esta situación de injusticia y barbarie, uno tiene dos opciones: la primera es levantarse y luchar, como pueda o sepa, por sus derechos; la segunda es quedarse de brazos cruzados. La neutralidad es metafísica y filosóficamente imposible ya que cruzarse de brazos significa estar del lado de los malos; uno dijo que o se es parte de la solución o se es parte del problema. Otro dijo que quien no tenga la valentía de luchar que al menos tenga la decencia de respetar a quienes sí lo hacen.

6. Las empresas multinacionales (Carrefour o McDonals) son aves de rapiña y les pasa lo mismo que al caballo de Atila: por donde pasan no crece la hierba. Mercadona tira a la basura toneladas de alimentos y además tiene un dueño que es un ladrón, un explotador y un sinvergüenza.

7. Es la oligarquía financiera la que se está cargando 'su' propio derecho y constitucionalismo burgués (el capitalismo es incompatible con cualquier derecho democrático, político, etc.). La línea divisoria entre lo legal y lo ilegal ni se ve. Hoy no hay relación alguna entre legalidad y legitimidad. Uno dijo que la Ley (burguesa) es como una telaraña: sólo atrapa a las arañas chicas.

8. Querer cambiar las cosas dentro del marco político-institucional vigente es afiliarse al Escuadrón de Suicidio de La vida de Brian.

9. Los medios de información (sin excepción alguna) reproducen la ideología dominante. La política comunicativa y el Gobierno de las palabras a día de hoy es de vital importancia. No usemos el lenguaje del enemigo porque habremos perdido antes de empezar. El término 'robar', como 'asalto', automáticamente denotan connotaciones peyorativas.

10. Los compañeros del SAT expropiaron alimentos básicos a un rico y ladrón (valga la redundancia) para repartirlos entre los más necesitados, por lo que tienen, cuanto menos, cien años de perdón.

11. Los sindicatos mayoritarios, CC. OO y UGT, deben mirar fíjamente lo que hacen los compañeros del SAT, porque eso y no otra cosa es sindicalismo de clase. Los compañeros de IU deben mirar fíjamente lo que hacen los compañeros del CUT-BAI, porque más allá de diferencias ideológicas o estratégicas, eso y no otra cosa es 'izquierda transformadora'.

12. El PSOE demuestra una vez más (y ya van...) a qué lado de la barricada están. Cuidado porque dicen que quienes duermen en el mismo colchón acaban volviéndose de la misma condición.

13. Esto no ha hecho más que empezar. Campesinos unidos a las armas como en las Raíces profundas de George Stevens (1953).

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