martes, 30 de octubre de 2012

Lejos de nosotros la funesta manía de pensar

Representantes del apolítico CSI-F y del apolítico UPyD

Es importante que un dirigente de una organización sepa de lo que habla, independientemente del carácter de ésta. Los tertulianos de radio, prensa o barra de bar no suelen tener la más mínima idea de lo que hablan, pero se lo pueden permitir, cosa que, a mi juicio, un dirigente no. Hay un término que se empezó a utilizar hace casi doscientos años: deontología. Es algo así como el conjunto de deberes y normas éticas que deben acompañarnos especialmente cuando realizamos una acción o tarea de manera 'profesional'. Esa deontología es, junto a una digna capacidad intelectual, lo que, según mi opinión, diferencia a un dirigente de una piltrafa con traje.

Se habla mucho de subdesarrollo económico pero nunca oímos hablar de subdesarrollo político. Miren el panorama de nuestro país. El Presidente del Gobierno es el autor de "los hilitos de plastina", el Jefe del Estado del "no volverá a ocurrir". Es un claro reflejo del déficit político/cultural que sufrimos desde hace siglos. Cuando en los países de al lado venía la Reforma en España venía la Contrarreforma. Somos un pueblo que ha gritado "vivan las cadenas" y "muera la inteligencia". Somos el país que Carande describió como "demasiados retrocesos". Y claro, eso se paga. El cáncer de la incultura política se propaga como una metástasis desde las altas instancias del Estado hasta el pueblo llano pasando por tertulias de televisión, periódicos e intervenciones políticas y sindicales.

Esta falta de respuestas paraliza a toda una sociedad que lo que realmente le pasa es que no sabe lo que le pasa. Está harta, sabe que algo va mal pero ese descontento lejos de provocarle una sensación de rebeldía le bloquea y le hace caer en la reacción. Todos los políticos son iguales. La culpa es del de al lado, es decir, del fontanero que no hace facturas, del inmigrante y del vecino que ha vivido por encima de sus posibilidades porque tiene dos coches. Es justamente en estos tiempos de crisis, aprovechándose de la confusión y la falta de perspectiva de la izquierda, cuando surge el populismo (que per se no es malo) de derechas o bien de extrema derecha. No necesariamente llegará la Revolución en callejones sin salida; en Rusia sí, pero en Alemania llegó Hitler y en España llegó Rosa Díez.

El panorama español es desolador. Uno enciende la tele y lo mismo escucha a un tertuliano preguntándose por qué ha bajado el consumo con la subida del IVA o al representante de un sindicato diciendo que no respalda una huelga porque se trata de una huelga política. Verán, yo creo lo siguiente: sin un pueblo bien informado y bien formado, dispuesto a participar de los acontecimientos políticos, no hay democracia, hay otra cosa. Partiendo de este axioma, creo lo siguiente: la falta de información y formación es el resultado estratégico de la clase dominante para poder presentar sus intereses como los intereses generales de todos. Por último, y como conclusión creo que: no basta con que se agriete o disminuya el consentimiento del pueblo a ser sometido, sino que además éste debe sentir la necesidad de ser liberado, y para ello debemos disputar la hegemonía, lo que significa abrir frentes hasta ahora casi desapercibidos: el de la (socio)cultura, el de la información, el de lo mediático y el de lo ideológico, por decir algunos.

Empecemos tratando de explicar conceptos muy básicos y a la orden del día. Todo es política: quejarse de los recortes, de los bancos, de la subida de los precios, de la bajada del consumo y de lo malos que son todos los políticos, es política. Si tú haces una reflexión sobre lo mal que vamos o sobre el consumismo, estás haciendo política, asúmelo, no tengas miedo a pensar, a meterte en líos y, en definitiva, a la libertad, porque si no luego no tendrás derecho a quejearte: serás responsable directo o cómplice en el mejor de los casos. No hacer nada significa posicionarte automáticamente a favor de lo que está pasando, a favor de inyectar dinero público a la banca privada y a favor de más de 500 deshaucios diarios.

Sigamos tratando de explicar, por ejemplo, que la mayoría de los derechos laborales que hoy tenemos fueron conquistados mediante huelgas, incluído el derecho a huelga. Lo que se denomina "juego democrático" consiste en repartir poder, en una correlación de fuerzas en la que dos contrincantes (o más) echan un pulso. En un lado está la oligarquía, los bancos y los grandes empresarios representados por los gobernantes serviles de turno. En otra estamos la inmensa mayoría de los dominados que más allá de las discrepancias ideológicas que creamos tener, compartimos los mismos intereses: un reparto justo y equitativo de la riqueza, del trabajo y de los medios de producción. Dentro de este juego una de las bazas más importantes que podemos jugar es la de la huelga, a ser posible enmarcada dentro de una estrategia a medio plazo que comience o prosiga al día siguiente.

Cuando un político dice que los recortes son necesarios, un representante sindical dice que no respalda una huelga porque es política o un medio miente y manipula, no basta con quedarse en la mera denuncia, hay que ir más allá y presentar alternativas. Los recortes no son necesarios porque se podrían evitar haciendo una reforma fiscal progresiva y persiguiendo el fraude fiscal que asciende a 90.000 millones según los inspectores de Hacienda. Una huelga es por definición política porque sus reivindicaciones son políticas y quienes no la apoyan, independientemente de a quien digan defender, se están poniendo del lado del Gobierno, de los recortes. Los medios de comunicación son empresas privadas en manos de capitalistas privados con intereses antagónicos a los de la inmensa mayoría, por eso tienen que recurrir a la manipulación para distorsionar la realidad; y además de desmontar las mentiras nos comprometemos a dar información veraz.

Hoy la izquierda transformadora o revolucionaria tiene un amplio abanico de posibilidades y no tiene que suicidarse llevando el discurso de "yo soy la verdadera izquierda, quienes están a mi derecha son unos farsantes". Con la agudización de las contradicciones del capitalismo y el desmoronamiento de la llamada socialdemocracia, podemos dar la batalla por términos que antes no se podían disputar a la derecha (oficial y oficiosa) y que son asumidos como normales por la población en su conjunto: con términos como democracia o soberanía y un poco de cintura se puede construir un discurso de mayorías y a la vez rupturista.

martes, 23 de octubre de 2012

Lo que realmente pasó antes de ayer en Galicia


14N: diez películas sobre huelgas


Ya que para el 14 de noviembre todos los trabajadores, parados, estudiantes y precarios en general estamos convocados a la Huelga General para defender los derechos conquistados mediante sangre y sudor por nuestros antepasados, aprovecho para recomendar mis diez películas favoritas sobre huelgas (algunas se quedarán en el tintero y otras no las he visto). Sinopsis por FilmAffinity.

1. La huelga (Sergei M. Eisenstein, 1924): Rusia zarista. Los obreros de una importante empresa están descontentos y, después de una reunión, deciden ir a la huelga. El director de la empresa informa de la situación a los responsables políticos y éstos envían a la policía para abortar la huelga. La tensión se dispara cuando un obrero se suicida al ser acusado injustamente de un robo.



 2. La sal de la tierra (Gerbert J. Biberman, 1954): Unos mineros de Nuevo México van a la huelga tras una serie de incidentes, librando una dura y amarga batalla en la que recibirán el apoyo de sus mujeres. Controvertido melodrama semidocumental en el que intervienen personajes auténticos, y que tuvo innumerables problemas durante y después del rodaje; el director, el productor, es guionista, el compositor y el actor Will Geer estaban, en aquella época, en la "lista negra" del comité de actividades antiamericanas del senador McCarthy. Hoy en día "Salt of the Earth" es uno de los pocos films preservados por la Librería del Congreso de los Estados Unidos por su importancia histórica y cultural.



3. Billy Elliot (Stephen Daldry, 2000): En 1984, durante una huelga de mineros en el condado de Durham, se suceden los enfrentamientos entre piquetes y policía. Entre los mineros más exaltados están Tony y su padre. Éste se ha empeñado en que Billy, su hijo pequeño, reciba clases de boxeo. Pero, aunque el chico tiene un buen juego de piernas, carece por completo de pegada. Un día, en el gimnasio, Billy observa la clase de ballet de la señora Wilkinson, una mujer de carácter severo que lo anima a participar. A partir de ese momento, Billy se dedicará apasionadamente a la danza.



4. Las uvas de la ira (John Ford, 1940): Tom Joad (Henry Fonda) regresa a su hogar tras cumplir condena en prisión, pero la ilusión de volver a ver a los suyos se transforma en frustración al ver cómo los expulsan de sus tierras. Para escapar al hambre y a la pobreza, la familia no tiene más remedio que emprender un larguísimo viaje lleno de penalidades con la esperanza de encontrar una oportunidad en California, la tierra prometida.


5. La patagonia rebelde (Héctor Olivera, 1974): En 1920, unos obreros de la Patagonia (Argentina), agrupados en sociedades anarquistas y socialistas, deciden hacer una huelga exigiendo mejoras laborales. Entre los trabajadores hay numerosos emigrantes europeos que influyen ideológicamente en sus compañeros. La situación se hace insostenible y el gobierno de Yrigoyen manda, desde Buenos Aires, al teniente coronel Zavala para que restablezca el orden...



6. Todo va bien (Jean-Luc Godard, 1972): Francia después del mayo del '68. Un matrimonio en crisis, en una sociedad en crisis, se ve atrapado en una fábrica con el jefe de la misma debido a una huelga de trabajadores. Godard disecciona la estructura de la sociedad, del cine, el amor y la revolución. ¿Puede el amor sobrevivir a la revolución?



 7. Pan y rosas (Ken Loach, 2000): Maya y Rosa son dos hermanas mexicanas que trabajan, en condiciones de explotación, como limpiadoras en un edificio de oficinas del centro de Los Angeles. Un encuentro con Sam, un apasionado activista norteamericano, cambiará sus vidas. Sam las ayuda a tomar conciencia de su situación laboral, para que emprendan una campaña de lucha por sus derechos. Pero este combate las pone en peligro: pueden perder su trabajo y ser expulsadas del país.



8. La cuadrilla (Ken loach, 2001): En el sur de Yorkshire, cuando la empresa ferroviaria British Rail es privatizada, los trabajadores se encuentran ante un dilema: acatar las nuevas normas de la compañía o aceptar el despido y pasar a engrosar las listas de las agencias de trabajo temporal.



 9. Los lunes al sol (Fernando León de Aranoa, 2002): En una ciudad costera del norte de España, a la que el desarrollo industrial ha hecho crecer desaforadamente, un grupo de hombres recorren cada día sus empinadas calles, buscando salidas de emergencia. Son funambulistas de fin de mes, sin red y sin público, sin aplausos al final; viven en la cuerda floja del trabajo precario y sobreviven gracias a sus pequeñas alegrías y rutinas.



10. Novecento (Bernardo Bertolucci, 1976): En el año 1901, en una finca en el norte de italia, nacen el mismo día el hijo de un terrateniente y el hijo de un bracero. La película narra la vida de ambos y sus respectivas familias durante ochenta años. La amistad de los protagonistas se verá nublada por sus diferentes actitudes frente al fascismo. Famoso drama que hace un complejo recorrido político y social por la Italia del siglo XX.

* Esta es una de las mejores películas sociales/políticas de la historia, la pongo en una posición tan baja porque las escenas dedicadas a algo relaciones con huelga son muy pequeños pero aún así son imprescindibles.

6 reflexiones sobre el resultado de las elecciones en Galicia y Euskadi


Todos los medios de comunicación están a las órdenes de los mismos señores a pesar de la aparente y ficticia pluralidad. Mención aparte merece TVE, medio público permanentemente secuestrado por el gobierno de turno que el otro día ofreció una muestra perfecta de lo que sería el NO-DO en color. Un medio libre, plural y democrático no eliminaría la intervención de la representante del segundo partido vasco por la intervención, metida con calzador, de la cuarta fuerza política que, además, ha bajado en votos y representación parlamentaria. Por no hablar de la cobertura mediática a las fuerzas del régimen (incluída EB en Euskadi) condenando al ostracismo a EH Bildu, AGE y EA entre otras.

Seguimos siendo un país cultural y sociológicamente franquista. Hasta los mochos. Basta con tocar una de las hipóstasis que componen la Santísima Trinidad del Reino de España: la Unidad Nacional. Siempre que salen vascos o catalanes a la palestra asistimos a un recital maravilloso de patrioterismo barato basado principalmente en aquello de contra el de al lado y no contra el de arriba que perfectamente podría protagonizar cualquier militante de Falange o UPYD.

El bipartidismo, vocero y representante del régimen, sigue agrietándose paulatinamente. El PP pierde votos (y parlamentarios) en Euskadi, donde es una fuerza residual, pero también pierde votos en Galicia (más de 100.000 respecto a las autonómicas de 2009 y más de 200.000 respecto a las Generales de 2011) a pesar de la mayoría absoluta y un incremento de parlamentarios propiciado por una Ley Electoral infame. El PSOE sigue los pasos de su homólogo griego PASOK y va directo al precipicio de manera inevitable, a no ser que algún alma caricativa le eche una mano desde su izquierda. Dicen que las derrotas electorales llegan después de las derrotas sociales y políticas, seguramente sea cierto y los resultados electorales (amañados por tamaña cantidad de procedimientos antidemocráticos) no reflejen de manera fidedigna cómo está “la calle”, pero lo cierto es que tanto la izquierda parlamentaria como la extraparlamentaria no es capaz de canalizar el descontento a pesar de las recurridas “condiciones objetivas”. Podemos pasarnos la mano por el lomo pero esa no es manera de conciliar la realidad con nuestros deseos.

El desplome del bipartidismo y a su vez del régimen no es per se una buena noticia puesto que si no trabajamos, el socialismo no resurgirá como Venus de entre las aguas, al contrario: vendrá el fascismo a pecho descubierto. Quienes esperan a que esto reviente para intentar pescar en río revuelto deberán dar explicaciones cuando sea la derecha más extrema en forma de Tea Party, de tecnócrata o de Caudillo quien recoja o se apropie de manera indebida del descontento y la indignación. La dominación económica es bestial pero más aún es la dominación ideológica y cultural; si no empezamos a entender que aparte de las condiciones económicas y de la infraestructura, existen las condiciones subjetivas (los medios de comunicación, la cultura, la ideología, etc.) y la superestructura, no tenemos nada que hacer porque automáticamente nos reducimos a simples loros que no dan más que para citar a Marx o a Lenin sin entenderlos y además sin hacerlos entender.

Nos encontramos en el contexto más propicio para la llamada “izquierda transformadora”. No sólo se confirma de manera clarividente lo que llevamos diciendo toda la vida sino que además nuestro principal rival político, la “izquierda socialdemócrata” hegemónica, se deshace como un azucarillo. Aún así no canalizamos un descontento que incluso va más allá del espectro de “izquierda”. Algunas de las razones, a mi modo de ver, son las siguientes: la institucionalización, debida principalmente a; la falta de organización y contacto con el tejido social; los coqueteos con el social-liberalismo; la falta de un mensaje claro, valiente, coherente y rupturista; la falta de liderazgos con carisma y la suficiente capacidad intelectual para dar la batalla dialéctica e ideológica, para emocionar, para enseñar y para proyectar perspectiva de alternativa (con las excepciones de Beiras o Anguita antaño, discrepancias ideológicas aparte); la visión de 'unidad' como refrito de siglas, y no como unidad en torno a un programa, que nos llevan a peleas internas y, precisamente, a la desunión y a las zancadillas; etc.

El capitalismo, en su versión monopolista e imperialista, no sólo ha borrado del mapa los derechos laborales conquistados durante siglos, las libertades democráticas y los Derechos Humanos más básicos. También se ha llevado por delante a la socialdemocracia. Si en tiempos de bonanza podía permitir un (estrechísimo) margen de maniobra o lo que es lo mismo, mostrar dos caras como el Dios Jano (una de izquierdas y otra de derecha), hoy ya no hay lugar para medias tintas. Esto quiere decir que hoy, más que nunca, o se es parte de la solución o del problema. Esto quiere decir que quienes pretenden ocupar el lugar que históricamente ha ocupado el PSOE, quienes aspiran a rascar unos porcentajes en un Presupuesto o quienes simplemente aspiran a ser la pata izquierda del régimen, son unos estafadores, y lo que es peor: unos traidores. Porque en política, como en La divina comedia, el más condenable de los pecados es la traición.

viernes, 19 de octubre de 2012

Gran programa de La Tuerka

La bancada de la derecha más indigna de la historia de La Tuerka: el progre del PSOE al que le falla el subsconciente y reivindica los recortes de ZP, el periolisto mercenario tirando de lógica aristotélica para llegar a la brillante reflexión de que Bildu es ETA y el señor del PP al que no se le puede achacar nada porque simplemente está ahí por enchufe.


jueves, 4 de octubre de 2012

Cataluña. Goodbye Spain?

Creo que nadie ha puesto encima de la mesa la cuestión de fondo: el régimen surgido de la Transición se resquebraja. Éste es un enfrentamiento entre burguesías, entre la española y la catalana. Dijo Olarieta hace unas semanas (creo que antes de la Diada y su repercusión) que la burguesía catalana lucharía por un Estado independientemente sólo si le sale más barato, sin más. Hay que recordar que a la burguesía -encabezada por Mas en el caso catalán- no le mueve ningún sentimiento ni nacional ni de ningún tipo, tan sólo le mueven intereses económicos. La única manera de alcanzar la independencia es eliminando la explotación del hombre por el hombre, sólo así se puede eliminar la explotación de una nación sobre otra. Esto mismo dijo Marx hace ya un tiempo, a lo que podemos añadir las siguientes palabras de James Conolly (en Socialismo y nacionalismo, 1897) extrapolándolas al conflicto España - Catalunya:

"Si mañana echáis al ejército inglés e izáis la bandera verde sobre el Castillo de Dublín, a menos que emprendáis la organización de una república socialista todos vuestros esfuerzos habrán sido en vano. Inglaterra todavía os dominará. Lo hará a través de sus capitalistas, de sus terratenientes, a través de todo el conjunto de instituciones comerciales e individuales que ha implantado en este país y que están regadas con las lágrimas de nuestras madres y la sangre de nuestros mártires. Inglaterra os dominará hasta llevaros a la ruina, incluso mientras vuestros labios ofrezcan un homenaje hipócrita al santuario de esa Libertad cuya causa traicionasteis.

Nacionalismo sin socialismo —sin una reorganización de la sociedad bajo una base de una forma más amplia y desarrollada de esa propiedad común que fue la base de la estructura social de la Antigua Erin— no es más que cobardía nacional."


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