Leía atentamente el artículo del reconocido economista Juan Torres titulado Frustrante Izquierda Unida y me salía una sonrisilla. La sonrisilla del que descubre que, efectivamente, sabía cuál era el final de ese enrevesado trhiller a mitad de película. Y no es que seamos muy listos, qué va, es que ellos son previsibles y malos guionistas. La misma historia de siempre. Cuando IU levanta cabeza o al menos demuestra que puede levantar cabeza, ahí están ellos con sus batiburrillos de injerencias externas criticando e indicando cuál es el camino que tiene que seguir forzosamente. Primero fue la Ley Electoral injusta y antidemocrática, cocinada en los despachos franquistas y pensada para que en España no se diera el caso italiano en el que el PC era la principal fuerza de izquierdas. Nos la colaron hasta que hizo tope.
Luego fue la famosa teoría de la pinza en los tiempos de Anguita, elaborada por los intelectuales orgánicos del grupo PRISA, grupo a merced del PSOE, por si alguien todavía no pilla la baina. A pesar de la campaña mediática de desprestigio, IU cosechó los mejores resultados de su historia, ya que, entre otras razones, entre la gente formada de izquierdas la teoría de la pinza causó más risa que miedo. Pero pasó el tiempo, los años, las campañas de desprestigio y no aguantamos la presión. Como reconoció el propio Anguita, fue la propia IU la que se creyó la teoría de la pinza. Nos metieron miedo, y miedo tiene quien no está convencido. Nos la colaron hasta que hizo tope. Otra vez.
Durante la época de Llamazares (un genio político según Juan Torres), IU gozó de muy buena salud mediática, se callaron los voceros de la pinza, casi se quedan en paro los juntaletras anticomunistas de El País y ya no había que soportar humillaciones como a las que nos sometían en Paradia Nacional. Qué alivio. Qué alegría. Qué lástima, eso sí, que perdiéramos en el camino a más de la mitad de nuestros votantes e incluso llegáramos al borde de la desaparición. Nos la colaron hasta que hizo tope. Otra vez.
Llamazares pasó a un segundo plano, volvió el PCE, IU dobló el número de votantes y apareció el refrito de acusaciones. El discurso de la pinza renovado, la maximización de los fallos -aunque sean insignificantes en comparación con los de los partidos que les pagan-, la exaltación de unas supuestas guerras internas o purgas que en muchos casos no son sino ejemplos de democracia interna y un largo etcétera. Nos la siguen colando, pero estamos a tiempo.
Estamos a tiempo de convertir a IU en un frente anticapitalista contra las políticas neoliberales aplicadas tanto por PP como PSOE. Porque ambos partidos están en la misma orilla, representan el mismo modelo, tienen los mismos jefes y los mismos asesores económicos. Estamos a tiempo de recuperar nuestra propia identidad. Porque, como dijo Anguita, algunos nunca han tenido claro si quieren hacer de IU un frente anticapitalista o un sostén del PSOE. Estamos a tiempo de recuperar apoyo social y electoral. Porque la gente quiere una IU valiente y soberana para tomar decisiones sin miedo a lo que diga la opinión mediática.
Las conquistas en pro de la clase obrera conseguidas por los reformistas se cuentan con los dedos de la mano. Eso lo saben ellos. Eso lo sabe Juan Torres. Pero hay que entenderlos ya que en nombre de la izquierda hay muchas personas que viven de este mismo sistema que aparentan combatir pero que tan sólo quieren parchearlo o reformarlo. Y parchear o reformar el capitalismo es como poner corbata y prohibirle decir tacos a un asesino en serie: estará más presentable, sí, pero seguirá siendo el mismo asesino en serie.
IU tiene muchos fallos, tiene a sus espaldas errores históricos, tiene muchísimo por mejorar, pero sólo si IU da la talla principalmente en la calle, podremos organizar una respuesta eficaz ante la ola de recortes y privatizaciones que están por venir. Es tarea de los propios militantes de IU reorientar la dirección hacia la lucha y la movilización, del mismo modo que es tarea de los propios militantes de IU corregir los errores cometidos y por cometer. De quien no es tarea es de aquellos que desde la tribuna pretenden moldear según sus intereses un movimiento político y social que no les pertenece.
En IU hacen falta comunistas, anticapitalistas, revolucionarios, no reformistas ni socialdemócratas, llevamos demasiado tiempo viendo a dónde nos conducen éstos y la moderación política.
Como dice Javier Parra, concejal de EU en Paterna, menos Keynes y más Lenin.
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