Os quiero, gente

Cuando creé el blog lo hice principalmente con la idea de crear un sitio en el que poder desahogarme. Lo hice en una etapa muy pero que muy mala en la que creía que mi vida podía pender de un hilo, y hablo en serio, no de rollos sentimentales o cosas por el estilo. Al final todo fue bien, o al menos "normal". Ahora no estoy mal, no he perdido los cabales, no quiero acabar como Kurt Cobain, no me pasa nada, pero como como buen (no) cristiano sé que el domingo es un día especial: el día de reflexión. Como el día después de la campaña electoral y antes de las elecciones, pues lo mismo.

Sin lamentarlo mucho, politicé el blog demasiado, o mejor dicho, lo despersonalicé demasiado ya que en esta vida no sólo pienso en que si esto fuera democracia, todos los cargos políticos con pasado franquista como Juan Carlos el campechano y Fraga el matancero, deberían estar en la cárcel o trabajando desde el canto del gallo hasta el canto del grillo.

En la vida, prácticamente la mayoría de los problemas importantes que tenemos las personas son problemas colectivos, sociales y, por tanto, tienen una raíz y una solución política. No obstante, hay algunos que son estrictamente personales y que, por ejemplo, pueden ser el resultados de, qué sé yo, una mala conducta, una personalidad o simplemente ser un tonto pollas. Y yo soy impertinente, pasota, punzante, mal estudiante, contestón, picante y frívolo, pero lo que no soy es un tonto pollas, eso sí que no.

Tras esta necesaria aclaración, lo único que el cuerpo me pide decir es que ojalá siga teniendo problemas que sean consecuencia de mi personalidad, porque yo soy yo y que le jodan a las circunstancias. Sé mis limitaciones y mis defectos, que no son pocos, pero a estas alturas lo que no puedo, aunque quisiera, es cambiar. Sé que esto me llevará a perder muchos ligues, parejas, coleguillas, contactos, enchufes, etc. pero así soy yo: terco e irreductible.

Si mal no recuerdo, en la ópera prima de Adolfo Aristarain, Dante instaba al despistado Martín (Hache) a que fuera él mismo sin que le importara las opiniones de los demás. Pues eso. Cuando estemos a punto de morirnos, si es que vemos la muerte venir, quien realmente nos juzgará será nuestra conciencia, no la de los demás. Supongo que tendremos que responder ante algunas preguntas del tipo: ¿Has sido tú mismo? ¿Te has sido fiel y leal? ¿Has hecho lo que tenías que hacer? ¿Has aprovechado el tiempo?

Sinceramente, hoy respondería a todas que sí, por eso estoy contento y orgulloso de mí mismo, y eso que soy consciente de que en resumen soy un auténtico desastre, conste.

Porque prefiero tener la entereza de Clint Eastwood en El jínete pálido y acabar solo durmiendo entre cartones, que ser guay y estar rodeado por ello de mujeres, novias, amantes, amigos, conocidos, contactos y enchufes.

Por el momento me va bien, para qué engañarnos.

Un saludo y un beso a todxs los que me seguís, especialmente a los que lo hacéis desde el principio. Este blog es parte de mí, por lo que vosotros sois también parte de mí... Aunque en menor medida, cabronxs!!